La globalización ha permitido que el festival hindú del Holi se haya extendido a casi todo el mundo -al menos donde haya una comunidad india-, con su irresistible alegría y colorido primaverales. En cambio, no es tan conocido otro que suele tener lugar en esas mismas fechas, normalmente el 21 de marzo: un evento sij denominado Vaisakhi que tiene un marcado carácter agrario y además conmemora la fundación de la Khalsa, especie de hermandad interna sij cuyo ideario altruista se asemeja al de los caballeros andantes medievales y hoy constituye uno de los tres grandes grupos de esa fe.

Marzo es un mes especialmente activo para los hindúes. Al día siguiente al Holi se celebra el Hola Mohalla, que los sijs viven sustituyendo las batallas de pigmentos del anterior por recreaciones de combates armados más concursos de poesía y kirtan (canciones religiosas). El Vaisakhi, que es el siguiente, marca el comienzo del calendario solar y la cosecha en el Punyab, de la misma manera que otros sitios de la India tienen festivales similares. Asimismo, es una de las tres grandes fiestas para el sijismo junto con el Maghi y el Diwali. Pero el Vaisakhi añade una característica especial, la de constituir la fiesta fundacional de la mencionada Khalsa.

Hay que remontarse al año 1699, cuando el décimo gurú (profeta) del sijismo, Gobind Rai, decidió crear la Panth Khalsa (Orden de los Puros), después de que su padre, Tegh Bahadur, muriera decapitado por orden del emperador mogol Aurangzeb, en aplicación de la sharia. En 1675, Bahadur, noveno gurú, había intervenido en defensa de los pandits (eruditos) hindúes de Cachemira, a los que los mogoles forzaban a convertirse al islam, y por eso Aurangzeb quiso dar ejemplo con su ejecución. No era el primero en morir así, ya que en 1606 el emperador Jahangir también había ordenado la muerte del quinto gurú, Arjan Dev.

Sijs durante la celebración del Vaikashi
Sijs durante la celebración del Vaikashi. Crédito: Michael Clark / Wikimedia Commons

Aquella persecución llevó a los sijs a intentar defenderse y si el sexto gurú, Hargobind, los organizó militarmente creando la orden guerrera Nihang (o Akali), ahora Gobind Rai fundó la reseñada Khalsa a partir de la anterior. Sus miembros serían investidos bajo el juramento de defender a los inocentes de cualquier persecución por motivos de fe, tras superar una ceremonia iniciática y adoptar un reglamento de conducta que se sobreponía al sistema que encarnaban los masand (una especie de misioneros que predicaban, bautizaban y recaudaban el diezmo). El nuevo código, el Rehit Maryada, que en realidad no era un reglamento cerrado sino con versiones, sería adoptado por todo el sijismo en 1945.

Originalmente, Khalsa, era un término administrativo derivado del árabe y aplicado en sentido administrativo a la titularidad de la tierra, asumiéndose luego para diferenciarse de los masand, que recaudaban para los sij, y de los jagir, que lo hacían para el emperador (y recibían tierras de éste a cambio). Por tanto terminó adquiriendo un significado alusivo a la pureza y la rectitud de los fieles al gurú frente a la creciente corrupción de los recaudadores. Esa consideración se abrió a los sijs en en general tras la convocatoria que hizo Gobind Rai a una reunión en Anandpur Sahib (una ciudad del Punjab) para el 13 de abril de 1699.

Como decíamos antes, ése era el día del Vaikashi; festivo, pues, de ahí que la congregación resultara masiva. Cuenta la tradición que Gobind Rai se dirigió a la multitud desde lo alto de la colina de Kesgarh Sahib, donde había plantado su tienda de campaña. Desenvainó la espada y solicitó que alguien se presentase dispuesto a perder la cabeza en sacrificio. Lo hizo uno y ambos entraron en la tienda, de la que al rato salió el gurú con su arma ensangrentada. La escena se repitió cuatro veces más con otros tantos voluntarios. Se llamaban Daya Ram, Dharam Das, Himmat Rai, Mohkam Chand y Sahib Chand.

Keshgarh Sahib Gurudwara en la colina de Anandpur Sahib, Pumyab, lugar de dacimiento de la Khalsa
Keshgarh Sahib Gurudwara en la colina de Anandpur Sahib, Pumyab, lugar de dacimiento de la Khalsa. Crédito: Hari Singh / Wikimedia Commons

Al final resultó que no los había matado; la sangre era de cabras y aquel quinteto de valientes pasaron a ser los Panj Pyare o Cinco Amados, los líderes sobre los que se iba a sostener la Khalsa. Porque ésta fue creada con ese acto tan literario y un ritual consistente en la preparación de una bebida a base de agua azucarada, el Amrit (Néctar), removida mediante una espada de doble filo, que los elegidos consumieron en lo que venía a ser una suerte de bautismo denominado Amrit Sanskar («Rito del ciclo vital del agua de la inmortalidad») o Khanda ka paul («Iniciación con la espada de doble filo»).

A continuación todos añadieron a su nombre el complemento Singh («León»), habitual en los sijs para igualarlos socialmente, superando el sistema de castas. Al decir todos hay que tener en cuenta que fueron unas ochenta mil personas las que se iniciaron en la Khalsa a lo largo de los días siguientes; hombres y mujeres, pues no había discriminación por sexo y si los primeros adoptaban el Singh a su gracia, las segundas hacían lo mismo con el complemento Kaur («Princesa»). De hecho, incluso un niño podía recibir el Amrit Sanskar si estaba adecuadamente preparado y cumplía las cuatro normas: compromiso con Dios, con la creación divina, consigo mismo y renunciando a sí mismo.

El ideario de la orden rompía con casi todo lo establecido. En primer lugar abolía el sistema masand en favor de otro centralizado. Al no estar todos de acuerdo con esa medida, los sijs quedaron divididos en dos grupos, los khalsa (iniciados, se veían como un subgrupo aparte) y los nanak-panthi (los que permanecían fieles a la ortodoxia); estos últimos se conocen hoy como sahajdhari, los no iniciados, frente a los primeros, amritdhari o iniciados; un tercer grupo, el mayoritario (tres cuartas partes) sería el de los keshdari, que no están iniciados pero asumen muchos preceptos y resulta difícil dsitinguirlos. En cualquier caso, y salvando las lógicas discrepancias, a menudo por cuestiones menores, es una muestra de un pluralismo interno que ahora no afecta al concepto general de sijismo.

Con este hukamnama (edicto) datado en 1698, Gobind Singh ordenaba a todos los sijs iniciarse en la Khalsa que se disponía a fundar
Con este hukamnama (edicto) datado en 1698, Gobind Singh ordenaba a todos los sijs iniciarse en la Khalsa que se disponía a fundar. Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

Los amritdhari mantienen una observancia de los cinco artículos de fe establecidos por Gobind Singh -basándose en su antecesor Hargobind-, que se conocen popularmente con las cinco K: kesh (pelo largo, normalmente envuelto en un dastar o turbante), kangha (peine de madera que suele llevarse en el dastar), kara (brazalete o pulsera de acero, símbolo de la eternidad), kachera (calzón corto unisex, símbolo de castidad y más útil en combate que el clásico dhoti indio) y kirpán (arma blanca curva que en Occidente es sólo una daga pero en el Punyab es una larga espada). Formaban el Panj Kapde o vestidura característica junto con otras cosas como la chola (túnica, a menudo de color azul eléctrico), la kamar kasa (fajín) o la hazooria (bufanda).

Asimismo, los guerreros de la Khalsa tenían prohibido fumar, llevar la cabeza descubierta, usar pendientes o piercings, consumir carne sacrificada al estilo islámico y mantener relaciones extramatrimoniales. Tampoco se relacionaban con leales ni descendientes de sus rivales y, en suma, debían ser honestos, tratar con igualdad a todos, meditar sobre Dios manteniéndole fidelidad, resistir a la tiranía y hacer frente a la persecución religiosa, ya fuera contra uno o contra la comunidad. Todo ello se completaba con más de medio centenar de hukams o disposiciones; la vulneración de alguna de ellas significaba la excomunión y la necesidad de reiniciar todo el proceso de iniciación para congraciarse.

Al margen de cuál fuera el oficio de cada uno, defenderse de la persecución implicaba tener que aprender el manejo de las armas y, dado que los sij estaban siendo acosados por los musulmanes, la Khalsa se perfiló como una organización para combatir esa situación. En menos de una década brotó el primer levantamiento planificado contra los mogoles. Fue en 1708, dirigido por Banda Singh Bahadur, el sucesor de Gobind Singh, quien ya había derrotado siete años antes a los rajás de las colinas Siwalik cuando le atacaron por considerarle peligroso.

Tres de los cinco K: kirpán, kangha y kara
Tres de los cinco K: kirpán, kangha y kara. Crédito: Hari Singh / Wikimedia Commons

Nacido en 1670, Banda Singh era todavía un adolescente cuando se retiró a un monasterio para llevar una vida ascética que, no obstante, interrumpió al recibir la llamada del gurú para que liderase al ejército con el cargo de jhatedar (general, mando). El asesinato de Gobind Singh a manos de dos esbirros enviados probablemente por el gobernador mogol, quizá siguiendo instrucciones del emperador Bahadur Shah I, constituye el punto sin retorno para el conflicto.

Tras convencer a varios pueblos del Punyab para unírsele, Banda Singh capturó una serie de ciudades cuyas riquezas le permitieron ir incrementando sus efectivos y equipamiento. Ora con emboscadas, ora con batallas campales, ora con una combinación de ambas, fue obteniendo victorias cada vez más importantes, gracias a las cuales pudo proclamar una república sij en la región. «El defensor de la fe y el campeón de los oprimidos», como se le apodaba, estableció su capital en Mukhlisgarh (luego renombrada Lohgarh) y hasta acuñó moneda, controlando parte del Punyab e interrumpiendo las comunicaciones entre Delhi y Lahore.

Aquello empezaba a ser una amenaza seria y el emperador formó un importante ejército en 1710 (para evitar que hubiera espías sijs infiltrados ordenó a todos los soldados que se afeitaran) que logró vencer a los rebeldes. Sin embargo, Banda Singh consiguió escapar y esconderse en los bosques de Chamba; el emperador, furioso, mandó exterminar a todos los sijs. El movimiento pudo reorganizarse y contraatacar en 1712, pero al final fueron sitiados en Gurdas Nagal. Resistieron ocho meses, al término de los cuales los mogoles conquistaron el fuerte, apresaron a todos los defensores -incluido Banda Singh- y los exhibieron en Delhi, durante un desfile triunfal, metidos en jaulas junto a carros llenos de cabezas cortadas.

Posible retrato de Banda Singh combatiendo a caballo en la batalla de Sirhind, 1710, aunque la pintura es unos sesenta años posterior
Posible retrato de Banda Singh combatiendo a caballo en la batalla de Sirhind, 1710, aunque la pintura es unos sesenta años posterior. Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

Eran algo menos de ochocientos y todos los que se negaron a abrazar el islam fueron ejecutados. Banda Singh tuvo que asistir a la muerte de su hijo de cuatro años antes de ser obligado a comerse su corazón. Después, él mismo fue martirizado: le arrancaron los ojos y la piel, amputaron sus extremidades y lo remataron cortándole la cabeza. La Khalsa pervivió en la clandestinidad hasta que resurgió bajo el liderazgo de Nawab Kapur Singh y, con un ejército nuevo, el Dal Khalsa, se enfrentó tanto a los mogoles como a los afganos.

Como resultado de ello nacieron los misls, una serie de pequeños estados aristocráticos y autónomos unidos en forma de confederación; serían el germen del Imperio Sij, que dominaría el Punyab durante medio siglo, entre 1799 y 1849, tras independizarse del Imperio Durrani (afgano). Se llamaba Sarkar-i-Khalsa, es decir, Gobierno de la Khalsa, extendiéndose sus fronteras desde el Tíbet hasta Afganistán y desde Cachemira hasta el Sutlej, incluyendo regiones como el Punyab, Jaibier Pastunjuá, Ladakh, etc.

La Khalsa, como se puede ver por ese nombre, no desapareció sino que se convirtió en el ejército sij, que se modernizó con armas y tácticas europeas de modo que pudo vencer a todos los enemigos que le fueron surgiendo (afganos, misls rebeldes, chinos, tibetanos, gurkhas…). En 1839 sumaba ciento veinte mil hombres y doscientos cincuenta cañones, pero si en lo militar era fuerte, en lo político había empezado a debilitarse entre disensiones internas de carácter centrífugo.

Grupo escultórico en Delhi que representa el martirio de Banda Singh Bahadur y su hijo
Grupo escultórico en Delhi que representa el martirio de Banda Singh Bahadur y su hijo. Crédito: aadhunik / Wikimedia Commons

Algo que aprovechó la Compañía Británica de las Indias Orientales para iniciar las llamadas Guerras Anglo-Sij, que terminaron con victoria para los europeos en batallas como Sobraon (1846) o Firozpur (1849), siendo el imperio dividido en territorios menores (la provincia del Punyab, administrada por la Corona a través de un gobernador, más varios principados menores).

Eso supuso el final del estado sij y de la Khalsa como fuerza bélica, aunque ésta sigue existiendo hoy en día; adaptada a los tiempos, eso sí, pues la faceta guerrera se limita a exhibiciones de manejo de armas, desfiles y simulacros de batallas.

También es una novedad la incorporación más o menos plena de las mujeres gracias al Movimiento Singh Sabha, que desde el último cuarto del siglo XIX promovió numerosas reformas influido por la labor de los misioneros cristianos y la necesidad de frenar la sangría de adeptos que sufría. Actualmente se calcula que hay en torno a veinticinco o treinta millones de sijs miembros de la Khalsa.


Fuentes

Gurinder Singh Mann, El sijismo | Agustín Pániker, Los sikhs: Historia, identidad y religión | Eleanor Nesbitt, Sikhism: A very short introduction | Amardeep S. Dahiya, Founder of the Khalsa. The life and times of Guru Gobind Singh | Louise E. Fenech y W. H. McLeod, Historical dictionary of Sikhism | Wikipedia


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