En el artículo que le dedicamos a los discos y tubos de jade chinos creados en el Neolítico decíamos que aquellos objetos eran indicativos de una alta posición social, dado el coste y tiempo empleado en su fabricación ya el jade es una piedra dificil de trabajar, lo que parecía sugerir que solo los más poderosos miembros de la comunidad podían permitírselos.

Este uso y gusto por el jade en la sociedad china se mantendría a lo largo de los siglos, valorándolo por su dureza, resistencia y belleza, convirtiéndose en un símbolo de riqueza (más valorado que el oro y la plata) y poder que, además, acabó asociándose con las creencias chinas sobre la inmortalidad del alma y la vida después de la muerte.

El jade comenzó a ser utilizado en el ajuar funerario de emperadores, aristócratas y nobles, ya que se le atribuían propiedades en la preservación de los cuerpos.

Un traje de jade | foto Ferdinand.Feng en Depositphotos.com

Las fuentes históricas mencionan que la dinastía Han, que gobernó entre 206 a.C. y 220 d.C., incluso había creado trajes funerarios hechos de jade. Sin embargo, durante mucho tiempo se pensó que esto era una exageración o directamente una leyenda.

Hasta que en 1968 se descubrieron dos de estos trajes hechos completamente de jade, en las tumbas del príncipe Liu Sheng, hijo del emperador Jing y hermano del posterior emperador Wu de Han, y su esposa Dou Wan, en sendas cuevas en la ladera de una montaña cerca de la localidad de Mancheng en el centro de la provincia de Hubei.

Traje del príncipe Liu Sui de Liang | foto Zcm11 en Wikimedia Commons

El mausoleo de ambos forma un único conjunto con las tumbas separadas 120 metros y unidas por un camino de piedra de entre 6 y 14 metros de ancho. Es uno de los pocos mausoleos de la dinastía Han que fue encontrado intacto, con todas sus riquezas, y conteniendo un total de 5.124 objetos, la mayoría de materiales preciosos como jade, seda y bronce.

Entre esos objetos se encuentran los dos trajes de jade con que fueron enterrados y que llevaban puestos en el momento del descubrimiento. El de Dou Wan tiene 2.160 placas de jade unidas con hilo de oro, mientras que el de Liu Sheng tiene 2.498 piezas, igualmente unidas con más de un kilo y medio de hilo de oro, como si fueran armaduras de mosaico verde y dorado.

Cada traje tiene 12 secciones, la cara, la cabeza, las partes delantera y trasera de la túnica, los brazos, los guantes, las perneras y los pies. Están elaborados de modo que se adaptan al cuerpo, y la parte de la cabeza tiene placas talladas que representan los ojos, las orejas, la nariz y la boca.

Detalle de la cabeza del traje de Dou Wan | foto Gary Todd en Wikimedia Commons

Las piezas más pequeñas miden 1,5 por 1 centímetro, mientras que las más grandes alcanzan 4,5 por 3,5 centímetros. Su grosor varía entre 0,2 y 0,35 centímetros, y cada una tiene un agujero en cada esquina para el hilo de oro que las mantiene unidas. Se estima que se tardaba unos diez años en confeccionar uno de estos trajes.

El objetivo de los mismos era proteger el alma de la carne (llamado po) frente al hun o espíritu vital. Y es que según las creencias chinas cada ser humano tenía estas dos almas. El hun abandonaba el cuerpo escapando por la cabeza (para lo que el traje dejaba una pequeña abertura) e iniciaba el viaje a la otra vida. Mientras que el po se mantenía dentro del cuerpo gracias al traje. Para impedir que saliese, se colocaban placas de jade en las aberturas del cuerpo.

Detalle de la abertura superior de la cabeza del traje del príncipe Liu Sui de Liang | foto Zcm11 en Wikimedia Commons

Al final los trajes, como no podía ser de otro modo, no cumplieron la función para la que se suponía estaban hechos, y los cuerpos se descompusieron dejando únicamente sus restos óseos. No obstante, al ser el jade una roca porosa con capacidad de absorción, se especula con la posibilidad de que el ADN de ambos esposos se encuentre entremezclado con ella.

Posteriormente se han encontrado más trajes de jade. En 1973 se descubrió el del príncipe Huai en Dingxian; en 1983 otro en la tumba del rey Zhao Mo de Nanyue, en Guagnzhou; y en 1991 uno más en la tumba del rey Liu Wu de Chu, en Xuzhou. En total se han encontrado unas dos docenas de trajes de jade.

Algunos están formados por placas cuadradas o rectangulares, mientras que otras son de formas triangulares o trapezoidales. Están unidas por diferentes materiales, dependiendo del estatus de la persona, que pueden ser hilo de oro, de plata, cobre o seda.

Detalle del traje del príncipe Liu Sui de Liang | foto Zcm11 en Wikimedia Commons

Tras la caída de la dinastía Han la costumbre de los trajes de jade desapareció por completo, y se cree que la mayor parte de los trajes confeccionados durante esa época se perdieron por culpa de los ladrones de tumbas. De hecho, según Arthur Aufderheide, fue para desalentar a aquellos que quemaban los trajes para obtener el hilo de oro que el emperador Cao Pi prohibió su producción en el año 223 d.C.


Fuentes

Mike Vang, An Armor for Immortality | Sherri Telenko, Immortal jade, CMAJ August 21, 2001 165 (4) 456-457 | Grahame Clark, Symbols of Excellence | The Metropolitan Museum of Art | K. S. Tom, Echoes from Old China: Life, Legends, and Lore of the Middle Kingdom | Arthur C. Aufderheide, The Scientific Study of Mummies | Wikipedia


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